Con apoyo de KOICA y OIM, Caquetá le apuesta a la paz desde la memoria, el liderazgo femenino y la cultura indígena
- Informativo Caquetá
- 10 jul
- 2 Min. de lectura

En el sur del departamento de Caquetá, comunidades indígenas, rurales y de mujeres que fueron víctimas del conflicto armado están escribiendo una nueva historia. En medio de paisajes que alguna vez estuvieron marcados por la violencia, hoy florecen iniciativas comunitarias que promueven la memoria, la reconciliación y el liderazgo social.
Todo esto es posible gracias a “Sosteniendo la paz”, un proyecto respaldado por el gobierno de Corea del Sur a través de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA), y desarrollado en conjunto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en articulación con la Agencia de Renovación del Territorio (ART), y con el apoyo de la Unidad Policial para la Edificación de la Paz (UNIPEP), como parte de las iniciativas priorizadas en el marco del Pilar 8 del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
El proyecto apoya 137 iniciativas comunitarias en zonas rurales de Colombia, y en Caquetá ha tenido un impacto especial en tres escenarios simbólicos: un resguardo indígena, una ruta de memoria y una casa liderada por mujeres. En cada uno de estos espacios, la paz se construye desde abajo, con las manos de quienes han vivido en carne propia las consecuencias de la guerra.
En las afueras de Florencia, la comunidad indígena Nasa del resguardo La Gaitana ha logrado conservar su lengua, cosmovisión y territorio, a pesar del desplazamiento forzado. Allí se adecuó la Casa de Pensamiento, un espacio espiritual y pedagógico donde se imparten enseñanzas tradicionales a niños y niñas, se realizan rituales de armonización, y se fortalecen los lazos culturales de la comunidad. Para ellos, sostener la paz es mantener viva su identidad.
En San José del Fragua, la memoria colectiva se sembró —literalmente— en el suelo. Gracias al respaldo del proyecto, se consolidó un Bosque Museo de la Memoria donde cada árbol honra a una víctima, acompañado por esculturas simbólicas y señalética pedagógica que integran la historia del conflicto en un recorrido de conciencia y dignidad. Esta iniciativa también incluye la formación de “Guardianes de la Memoria” y la integración del contenido en las aulas escolares a través de la Cátedra de Paz.
Más al sur, en el municipio de Albania, las mujeres se han convertido en protagonistas de una transformación profunda. En la Casa de la Mujer “Ana Julia Solarte”, víctimas de violencia de género, desplazamiento y conflicto armado encuentran un espacio seguro para sanar, formarse y liderar. Allí reciben acompañamiento psicosocial, orientación legal y capacitación en derechos, con el objetivo de fortalecer su autonomía y participación comunitaria. Este lugar, rehabilitado con recursos del proyecto, refleja cómo el empoderamiento femenino es también una forma poderosa de sostener la paz.
Medios coreanos especializados han llegado a documentar estas experiencias como parte del interés internacional en conocer cómo se implementan los acuerdos de paz desde lo local. Sus reportajes permitirán que el mundo conozca historias de dignidad, memoria viva y liderazgo social construidas con el apoyo de la cooperación internacional.
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